Mantener una buena salud es una lucha diaria para todos los caballos. Aunque los potros, las hembras preñadas y los caballos atléticos parezcan estar en plena forma, sus sistemas inmunitarios están sometidos a una presión constante, trabajando sin descanso para reconocer y, si es posible, eliminar los agentes patógenos y otros agresores externos que podrían debilitarlos. Es una batalla diaria por sus cuerpos...
Los dos tipos de inmunidad
El sistema inmunitario del caballo puede dividirse en dos "familias": inespecífica (o innata) y específica (o adquirida). La inmunidad inespecífica permite al organismo detectar rápidamente agentes patógenos como bacterias, contaminación alimentaria, parásitos o incluso cuerpos extraños, como una espina clavada profundamente en la piel, por ejemplo... A continuación, las células específicas se "comen" a los agentes patógenos. La respuesta específica sabe reconocer ciertos patógenos típicos e intenta erradicarlos cuando entran en el organismo. Este reconocimiento se consigue en particular mediante las vacunas, que permiten al organismo identificar a determinados agresores, en particular los virus. A partir de ese momento, esta inmunidad específica se concreta en forma de células o de proteínas: los anticuerpos. Así pues, el sistema inmunitario trabaja constantemente para mantener un equilibrio constante frente a todo tipo de intrusos externos.
INMUNIDAD INESPECÍFICA
1ª línea de defensa: innata, rápida, inespecífica y sin memoria
No siempre es suficiente para erradicar los agentes patógenos
INMUNIDAD ESPECÍFICA
Adaptativa, con mayor velocidad, especificidad, diversidad y memoria.
Las primeras horas son cruciales
Como ocurre con otros mamíferos, las primeras horas del potro son cruciales, ya que nace sin sistema inmunitario. Por ello, es esencial para su supervivencia que pueda beber el famoso calostro, la primera "leche" de la madre, rica en células del sistema inmunitario de su madre, lo antes posible tras el nacimiento, idealmente en las 6 horas siguientes. Poco a poco, a lo largo de varios meses, la eficacia de esta transferencia inmunitaria irá disminuyendo a medida que el potro desarrolle su propia inmunidad.
Un sistema inmunitario propio de cada caballo
Al igual que en los humanos, aunque el sistema inmunitario de los caballos es más o menos fuerte y eficaz según el individuo, en correlación con la edad y la genética, la salud general es un factor importante para su correcto funcionamiento. Un caballo bien alimentado, sin deficiencias y que vive en un entorno sano y adecuado será más capaz de mantener un sistema inmunitario eficaz. Del mismo modo, el sistema inmunitario puede ponerse a prueba si el caballo entra en contacto con otros individuos potencialmente enfermos o portadores de enfermedades... Como puede ver, no existe un tipo típico de caballo que necesite ayuda para reforzar su sistema inmunitario. Todos los caballos pueden necesitar un pequeño refuerzo durante periodos de estrés, como el cambio de estación, los periodos de vacunación, los periodos de convalecencia o la transición de la gestación a la lactancia en el caso de una yegua de cría. De hecho, cuanto más se estrese un caballo de deporte a diario, más se estimulará su sistema inmunitario. Por lo tanto, existen soluciones en forma de curas para ayudar al caballo a reforzar su sistema inmunitario. Del mismo modo, es posible acompañar al potro en sus primeras horas para ayudarle a integrar la inmunidad proporcionada por el calostro y ayudarle a desarrollar la flora digestiva, ausente al nacer.
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