Más de la mitad de los caballos sufren úlceras gástricas. Muy dolorosas, con síntomas a veces invisibles, su aparición está estrechamente ligada al modo de vida del animal (alimentación, alojamiento) y a su bienestar (estrés, aburrimiento). Pequeños ajustes en la vida cotidiana pueden ayudar a limitar la incidencia de las úlceras.
¿Qué es una úlcera?
Una úlcera es una alteración más o menos grave de la mucosa digestiva. Partiendo de una erosión superficial, la lesión puede extenderse y profundizarse, hasta el caso extremo de perforación de la pared. El grado de ulceración puede caracterizarse según la escala de gradación desarrollada por el Consenso ECEIM (2015): desde el grado 0 (intacto) hasta el grado 4 (lesiones graves y extensas). Esta patología es muy dolorosa y, aunque a menudo hablamos de úlceras gástricas, el caballo también puede verse afectado a nivel intestinal.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
La aparición de una úlcera es el resultado de un desequilibrio entre los mecanismos de defensa de la mucosa y los factores que la atacan. De forma natural, los caballos producen continuamente ácido gástrico, que se controla mediante la llegada frecuente de sustancias tampón contenidas en la saliva. Si el caballo saliva demasiado poco (forraje insuficiente, masticación incompleta) o ingiere demasiados azúcares fermentables (almidón, glucosa) y/o con una frecuencia inadecuada, el pH del estómago desciende demasiado, lo que degrada la capa mucosa protectora y provoca una ulceración.
Los factores no nutricionales también pueden ser culpables: estrés (transporte, entrenamiento intensivo, destete, aislamiento de otros caballos, vida en un establo, medicación, gestación, etc.).
Aunque los caballos de competición (deporte, carreras) son los más expuestos a las úlceras, esta enfermedad afecta a todo tipo de caballos al menos una vez en la vida.
Síntomas y diagnóstico de las úlceras
En general, hay muchos síntomas asociados a la presencia de úlceras: un deterioro de la condición (pérdida de peso, pelaje apagado y espinoso), cambios en el comportamiento (rechinar de dientes, bostezos frecuentes, agresividad, sensibilidad al aseo, etc.), disminución del rendimiento, etc. El animal puede tumbarse con frecuencia, ser más propenso a los cólicos, etc.
Estos síntomas pueden variar de un individuo a otro, ¡o incluso ser inexistentes en los animales más tolerantes!
La mejor forma de diagnosticar una úlcera es mediante una gastroscopia. Si se confirma, el veterinario prescribirá la medicación adecuada.
¿Qué tipo de prevención?
En general, el caballo no debe estar sometido a estrés o aburrimiento prolongados, y los tratamientos antiparasitarios deben mantenerse al día.
En cuanto a la alimentación, el caballo debe recibir tanto forraje como desee y pequeñas raciones de concentrados bajos en almidón y azúcares. Además, es esencial aplicar transiciones dietéticas largas (3 semanas) y evitar el esfuerzo físico después de las comidas de concentrados. Se pueden distribuir suplementos nutricionales especializados para controlar el riesgo de úlceras.
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