Cierre los ojos... imagínese al volante de un Fórmula 1, velocidad máxima, todos los semáforos en verde... y de repente nada. ¿El diagnóstico? Una simple cuestión de un filtro defectuoso, obstruido. Trasladémoslo a la producción animal: el filtro es el hígado, el órgano metabólico central. Limpia la sangre, la desintoxica y desempeña un papel fundamental en el buen funcionamiento del organismo. Si tiene dudas sobre el funcionamiento del hígado, ¿qué debe buscar y qué medidas debe tomar?
Disminución del apetito, reducción del consumo de pienso, metritis, mastitis... la reacción espontánea ante estos problemas sería tratar las consecuencias utilizando antibióticos o enriqueciendo la ración... Pero cuidado, porque un fallo en la función hepática puede ser el principal origen de estos problemas. Y como dice el refrán, es mejor atacar las causas que las consecuencias.
El hígado, encrucijada metabólica y protagonista de la inmunidad
El hígado es uno de los órganos más grandes y sensibles, sobre todo en los mamíferos. Recibe casi toda la sangre de los intestinos y regula los niveles sanguíneos, como el azúcar en sangre. Sus principales funciones son metabólicas, con el mantenimiento de la homeostasis energética, de los hidratos de carbono y de los lípidos: es un auténtico almacén de nutrientes y de síntesis de proteínas plasmáticas.
También anima al organismo a crear moléculas complejas (hidratos de carbono, proteínas, glicoproteínas) a partir de elementos precursores. Se trata del anabolismo. Un ejemplo es la gluconeogénesis, la síntesis de glucosa a partir de ácidos grasos volátiles (AGV). En el hígado también se crean otras moléculas, como el colesterol, que interviene en la digestión de las grasas, y las hormonas esteroideas, que rigen la reproducción.
El hígado se encarga de desintoxicar y excretar los residuos endógenos y exógenos. Neutraliza los elementos tóxicos producidos por el metabolismo (bilirrubina, amoníaco, cetonas) y luego los transforma en nutrientes reciclados o los evacua (heces u orina). Si los procesos de desintoxicación funcionan mal, las sustancias tóxicas se acumulan en el hígado, lo que puede obstaculizar gravemente las diversas actividades metabólicas de los hepatocitos.
Uno de los principales actores del sistema inmunitario, es la primera barrera frente a todos los antígenos. Por tanto, interviene en el control de las respuestas inmunitarias, la inflamación y el estrés.
Toxinas y grasas, enemigos del hígado
El hígado está muy solicitado cuando hay desequilibrios alimentarios o cuando la transición es demasiado rápida. Esta sobreactividad puede provocar una acumulación de residuos y toxinas (cetonas, etc.). A largo plazo, estos residuos pueden dificultar o incluso bloquear su función. Estos trastornos se manifiestan de dos maneras:
- molestias digestivas y hepáticas: los animales presentan una disminución del apetito, una debilidad de la secreción biliar y de la activación de los jugos pancreáticos, así como un deterioro de la asimilación del contenido intestinal;
Alteración de otras funciones hepáticas: reducción del metabolismo del hierro, los glóbulos rojos y las vitaminas liposolubles, transferencia más lenta de AGV y glucosa/glicógeno, alteración del metabolismo de la urea y los aminoácidos.
En resumen, la sobrecarga hepática conduce a un círculo vicioso: la acumulación y el drenaje deficiente de elementos tóxicos se traducen en un aprovechamiento deficiente del pienso y el forraje. Una deficiente desintoxicación aumenta la congestión y un peligroso riesgo de reducción de la rentabilidad de la explotación.
Consecuencias de la sobrecarga hepática en las defensas inmunitarias, la producción y la reproducción en ganadería
Tomemos el caso de la vaca lechera. Al principio de la lactación, este animal se enfrenta a un enorme reto: la necesidad de producir mucha leche en poco tiempo. Las vacas de alto potencial producen entre 35 y 40 kg de leche al día. El problema es que la ración por sí sola no basta para cubrir todas sus necesidades. Por ello, el animal tiene que recurrir a sus reservas corporales. Si el hígado está muy ocupado, puede obstruirse con ácidos grasos. Esto puede provocar esteatosis o cetosis. ¿Cuáles son las consecuencias? La producción de leche se ve penalizada porque el hígado ya no realiza plenamente su función anabólica. Las defensas inmunitarias se debilitan; la capacidad de los leucocitos para migrar a los tejidos infectados y luchar contra las infecciones se ve alterada (mastitis). Esto puede repercutir en la fertilidad de la vaca, ya que la producción y el transporte de hormonas se ven afectados.
Para otras especies animales, como los conejos y las aves de corral, el riesgo de toxi-acumulación crónica es elevado. Las defensas inmunitarias pueden debilitarse. El resultado es un deterioro de la barrera intestinal y de la microbiota, que conduce a la aparición de ciertas enfermedades (coccidiosis en conejos, colibacilosis entérica en aves de corral).
¿Cómo restablecer el equilibrio de un hígado sensible?
Un hígado sano es un requisito indispensable para gozar de buena salud y obtener un buen rendimiento zootécnico. Todas las acciones de apoyo, desintoxicación y protección de las funciones hepáticas contribuyen globalmente a reforzar el estado general de este órgano:
- adaptar la ración alimentaria a la fase de desarrollo del animal, limitando las transiciones bruscas,
- mantener las necesidades energéticas del animal para no provocar un déficit y, por tanto, una movilización inadecuada de las reservas de grasa,
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desintoxicar el hígado y estimular el apetito de los animales: ciertas soluciones nutricionales que contienen plantas con propiedades lipotrópicas, colagogas y coleréticas pueden estimular la función hepática.
El hígado es el órgano central que rige la productividad de los animales de granja. Sin embargo, sus limitaciones residen en el riesgo de sobrecargar sus funciones de desintoxicación. En caso de problemas relacionados con el hígado, es posible actuar eficazmente sobre el drenaje de este órgano. No dude en ponerse en contacto con nuestros expertos para obtener las respuestas adecuadas.