La optimización de los resultados técnicos y económicos de la industria avícola requiere una gestión estructural y funcional del tubo digestivo. La gestión del tubo digestivo es un factor importante de competitividad. Su buen funcionamiento se basa en un equilibrio dinámico entre las células epiteliales, el sistema inmunitario y la flora presente en este medio.
El entorno de producción influye en el funcionamiento del tubo digestivo: presión sanitaria, aumento de la productividad (kilotajes elevados), mala gestión de la cría (extracción insuficiente de humedad, por ejemplo). Estos desequilibrios pueden observarse en el campo, sobre todo en la aparición de deyecciones intestinales encharcadas, que pueden contener partículas no digeridas, y deyecciones cecales espumosas de color amarillo (evidencia de fermentación en los ciegos). Un ensayo realizado con pavos en la estación de investigación de Saint Symphorien reveló que un entorno degradado y la ingesta de alimentos (alta densidad, formulación con materias primas poco digestibles, etc.) influyen en el perfil bacteriano y su diversidad a nivel ileal.