Los pigmentos son compuestos frágiles e inestables.
Los carotenoides son moléculas muy insaturadas. Si bien esto les confiere sus propiedades pigmentarias, también es la razón por la que son tan frágiles. Los carotenoides son muy sensibles a la oxidación y la isomerización. Varios factores pueden agravar estos fenómenos, como la presencia de colina, oligoelementos y ácidos, así como la luz y el oxígeno.
Controlar la estabilidad de los pigmentos es tanto más importante cuanto que los radicales producidos por la oxidación inicial de los carotenoides son a su vez factores que desencadenan y amplifican los fenómenos de oxidación, lo que refuerza la necesidad de impedir que se inicie cualquier proceso de oxidación. La fragilidad de los pigmentos utilizados en nutrición animal, combinada con la dificultad de estabilizarlos, explica las enormes diferencias de estabilidad que pueden encontrarse de un producto comercial a otro, en particular desde la prohibición de la etoxiquina en 2017.