Además de ser muy apreciados por los consumidores, los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga son nutrientes esenciales para el crecimiento de los animales acuáticos. Por esta razón, el perfil de ácidos grasos de los peces y camarones de piscifactoría está muy influido por la composición lipídica de los alimentos que ingieren. Algunas especies, incluidas las de agua dulce, tienen la capacidad de sintetizar ácidos grasos poliinsaturados. Sin embargo, los peces marinos, como la lubina o la dorada, carecen por completo de esta capacidad. Por lo tanto, estos ácidos grasos esenciales deben suministrárseles a través de la alimentación.
Sin embargo, apenas existen materias primas que puedan aportar tales nutrientes sin derivarse de la transformación del pescado. Las microalgas, las harinas de insectos y las plantas modificadas genéticamente son algunos de los posibles sustitutos. Mientras que las dos primeras opciones apenas se han explorado, el uso de OMG ha demostrado ser relativamente exitoso desde el punto de vista zootécnico. Sin embargo, a esta opción aún le queda mucho camino por recorrer antes de lograr una aceptación generalizada, especialmente en la Unión Europea.
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