Diarrea neonatal, letargo, pérdida de apetito, alta tasa de mortalidad... Los protozoos están presentes de forma natural en el entorno y son una fuente potencial de daños para los rumiantes jóvenes con una inmunidad frágil. Para evitar las complicaciones ligadas a los protozoos patógenos, puede bastar con aplicar métodos sencillos y preventivos. Desde la aplicación inmediata de medidas preventivas hasta la interrupción del ciclo del parásito, nuestro enfoque pretende establecer un equilibrio entre el hospedador y el parásito.
Los primeros meses de vida de un rumiante están marcados por la maduración fisiológica y estructural de su tubo digestivo. Al mismo tiempo, estos animales se ven sometidos a las múltiples tensiones de su entorno: frío, humedad, virus, condiciones ambientales, estrés provocado por las parcelas, etc. Estas perturbaciones repercuten en el desarrollo de su flora digestiva. La proliferación de protozoos en el intestino puede provocar problemas zootécnicos importantes. La renovación del rebaño puede incluso verse comprometida: ya se ha registrado hasta un 25% de mortalidad en poblaciones de terneros, corderos y cabritos.
Protozoos en terneros, corderos y cabritos: hospedadores bajo vigilancia
Estos microorganismos unicelulares son huéspedes comensales en el tubo digestivo de los rumiantes. En proporciones razonables, no tienen efectos notables sobre los animales. En cambio, la proliferación de ciertos tipos de protozoos representa un peligro crítico para los animales inmunológicamente frágiles. Este fenómeno se produce sobre todo en caso de estrés importante, como el destete, los cambios de alimentación o las modificaciones ambientales. Así, la multiplicación de criptosporidios representa un riesgo elevado antes de que el animal tenga 3 semanas. Lo mismo ocurre con los coccidios, desde las 3 semanas hasta los 6 meses de edad.
¿Cuál es la cronología de una infestación parasitaria? Pocas horas después de nacer, los animales jóvenes se infectan por vía oral a través del contacto con su madre o con otros animales enfermos o portadores. En ausencia de una inmunidad eficaz, ciertos protozoos transmitidos en grandes cantidades pueden degradar fuertemente las células epiteliales del intestino de los bovinos jóvenes.
La diarrea aguda suele aparecer después del quinto día de vida. A continuación se produce una deshidratación grave, incluso mortal. Cada ternero disemina a su vez otros ooquistes, constituyendo un foco infeccioso en sí mismo.
¿Cómo prevenir los problemas digestivos relacionados con los protozoos en los rumiantes jóvenes?
La densidad de animales, la mezcla heterogénea de terneros y los problemas de higiene favorecen generalmente la contaminación. Por eso es importante seguir algunas reglas para detener la enfermedad en su origen.
- Identificar el problema. La coproscopia parasitaria, realizada en un laboratorio especializado, permite identificar fácilmente las causas del problema, ya sean protozoos u otros agentes. Las especies más buscadas y dañinas son las siguientes: Cryptosporidium parvum, Eimeria bovis, Eimeria zuernii, Eimeria ovinoidalis, Eimeria parva.
- Vacunar si es necesario. Una vacunación adecuada y una aplicación rigurosa pueden limitar el desarrollo de bacterias (E. coli K99, CS31A, Salmonella spp, etc.) o virus (rota- o coronavirus) que atacan la mucosa intestinal antes de los 10 días. Estos ataques provocan problemas digestivos en los primeros días. Posteriormente, crean un entorno favorable para la multiplicación de los protozoos.
- Garantizar una higiene impecable... ¡con un producto que cumple la normativa! La limpieza, la desinfección y el saneamiento a fondo de las naves ganaderas contribuyen a reducir la presencia de protozoos.
- Alimentar correctamente a las madres antes y después del parto. Alimentar a las madres es el primer equilibrio que hay que conseguir. Con una ración satisfactoria y los suplementos adecuados, se puede obtener un calostro de alta calidad, que hará que el animal joven sea menos sensible a las agresiones externas.
- Reducir el riesgo de transmisión entre la madre y el ternero. Mantener una flora digestiva equilibrada antes del parto contribuye a reducir la cantidad de protozoos transmitidos a las crías, por lo que es fundamental reforzar la inmunidad de las madres tras el destete de los terneros o cuando vuelven al establo, sobre todo en las explotaciones de nodrizas.
- Limitar el impacto de las transiciones alimentarias que experimentan los animales jóvenes. El destete, el pastoreo y las parcelaciones son periodos que pueden alterar las defensas inmunitarias y abrir la puerta a protozoos oportunistas.
La prevención de los riesgos asociados a la presencia masiva de protozoos en los rumiantes jóvenes puede gestionarse mediante una secuencia de acciones rigurosas y bien pensadas. Nuestros especialistas podrán asesorarle sobre los métodos para reducir el transporte de protozoos por las madres y optimizar la transmisión de inmunidad. Gracias a este enfoque preventivo, las crías estarán mejor preparadas para hacer frente a los distintos retos que les esperan. Hay soluciones, ¡no dude en ponerse en contacto con nuestros expertos!
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