¿Cómo conciliar la producción ganadera con el respeto al medio ambiente?
El impacto contaminante de la ganadería es tanto más preocupante cuanto que se prevé que el aumento de la población mundial conlleve un incremento considerable del consumo de carne.
La agricultura produce alrededor del 25% de todos los gases de efecto invernadero, principalmente metano. La ganadería no está exenta y es criticada por contribuir al calentamiento global a través de las emisiones de gases de efecto invernadero. Se trata principalmente del metano producido por la fermentación ruminal de los herbívoros y, en menor medida, por los desechos animales. El estiércol animal también contribuye a la degradación de la calidad de las aguas superficiales por el vertido de fosfatos, oligoelementos (cobre, zinc) y nitratos. Sus efectos son especialmente visibles cuando las algas verdes se acumulan en la orilla del mar: en 2011, se recogieron más de 53.000 toneladas de algas verdes para su reprocesamiento. Pero el mayor problema es el aumento de la población mundial, que según algunas proyecciones alcanzará los 11.000 millones en 2050 (frente a los 7.000 millones de 2010). Esto irá necesariamente acompañado de un aumento de la demanda de carne.
Sin embargo, será posible limitar el desperdicio si mejoramos la eficiencia alimentaria.
Investigación continua para ajustar las necesidades y las aportaciones
La clave para reducir el desperdicio es garantizar que el aporte nutricional se adapte mejor a las necesidades de los animales. Para ello, necesitamos conocer con todo detalle el valor de las materias primas: composición, digestibilidad de los nutrientes (en particular, aminoácidos, fósforo, energía), efectos de los tratamientos tecnológicos, etc. De ahí la necesidad de realizar mediciones periódicas en los centros de investigación. Formulación multiobjetivo, que nos permite encontrar nuevos óptimos económicos y medioambientales y utilizar MP de bajo impacto. También necesitamos conocer con la mayor precisión posible los distintos tipos de necesidades: las de los animales en cada fase de su desarrollo, las de los criadores y fabricantes y las demandas del mercado. Por ejemplo, los lechones lactantes, los lechones destetados, los cerdos en crecimiento y los cerdos en acabado no tienen las mismas necesidades nutricionales. En cuanto a las expectativas de los consumidores, varían en función de parámetros de calidad (alimentos ecológicos, alimentos enriquecidos con Omega 3, alimentos saludables, etc.), económicos (preferencia por los alimentos de bajo coste), geográficos (nivel de desarrollo de los países) e incluso religiosos o culturales.
Soluciones para mejorar la eficiencia alimentaria
Reducir los residuos también significa mejorar la eficiencia alimentaria: en 1950, se necesitaban 6 kg de pienso para producir un pollo de 2 kg en 45 días. Hoy, para el mismo pollo, bastan 4 kg de pienso en 35 días. Esto representa una ganancia de casi el 50% en eficiencia alimentaria y una reducción equivalente de las emisiones contaminantes. Esta sustancial ganancia ha sido posible gracias a la mejora genética, la nutrición de precisión (aminoácidos digestibles, enzimas, etc.) y el uso de aditivos como extractos de plantas y aceites esenciales como promotores del crecimiento en sustitución de los antibióticos. Se trata de un negocio sofisticado que requiere conocimientos y experiencia.
El Grupo Techna, a través de su negocio de servicios a empresas, apoya a los fabricantes de piensos y a los agentes de los sectores integrados que desean reducir el impacto medioambiental de la producción animal. El objetivo es aplicar soluciones adecuadas con vistas a una producción sostenible. No dude en ponerse en contacto con nuestros expertos.